Transitamos el mes de septiembre y palpitamos con esperanzas las fiestas patronales del querido pueblo de San Cosme, a pocos días del festejo parece preciso recordar un poco de la historia de los santos patronos.
San Cosme y San Damián eran hermanos gemelos y nacieron en Arabia en el siglo III d.C. Se dedicaban a la medicina, ejercían su profesión más por devoción que por las ganancias que podían obtener, ya que a los pobres no les cobraban la consulta ni los remedios, lo único que pedían era que se les permitiera hablarles de Jesucristo y de su evangelio. Muchos de sus pacientes no creyentes se convirtieron a la fe cristiana después de su curación.
Lisias, el gobernador de Cilicia, se disgustó mucho porque estos dos hermanos propagaban efectivamente el cristianismo. Trató inútilmente de que dejaran de predicar, y como no lo consiguió, mandó echarlos al mar. Pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza. Finalmente, derramaron su sangre por proclamar el amor al Divino Salvador.
Posteriormente, a lo largo de los siglos, se les han dedicado numerosas iglesias en el mundo y se crearon cofradías para recordar sus buenas obras y pedirles su intercesión.
Se habla de milagros y curaciones maravillosas, obrados por los mártires después de su muerte y entre las personas distinguidas que atribuyeron su curación a los santos Cosme y Damián, figuró el emperador Justiniano I. A principios del siglo V, se levantaron en Constantinopla dos grandes iglesias en honor de los mártires. La basílica que el Papa Félix (526-530) erigió en honor de Cosme y Damián en el Foro Romano fue dedicada posiblemente el 27 de septiembre. Ese día se celebró la fiesta de Cosme y Damián hasta su traslado al 26 de septiembre en el nuevo calendario.
Otros año más los vecinos sancosmeños, pueblo peregrino de inmensa fé, veneraran en su día y se encomiendan a San Cosme y San Damián como médicos que son, para que cuiden de la salud de todos.
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